Argentina es Campeón del Mundo. Es un hecho histórico para el pueblo argentino, especialmente para los futboleros, aunque cuando está en la cancha la camiseta argentina, todos somos futboleros. 

Muchas veces lo inimaginable rompe con esa barrera. Imaginamos que después de los festejos de cuartos de final y semifinales íbamos a tener más gente festejando si se ganaba la Copa del Mundo y no alcanzó la imaginación, lo que se vivió este domingo en el centro de la ciudad, superó todos los parámetros.

Fue el desahogo necesario tras un partido para el infarto. Otro 2 a 2, 3 a 3 en el alargue y 4 a 2 en los penales. 

Un festejo que arrancó en la tradicional esquina de Tucumán y Av. Roca, para correrse también hacia la calle 9 de Julio y la rotonda, para ampliar sus límites hasta las plazas San Martín y Belgrano, con corte sobre Mitre, pero con gente suficiente para que la calle Tucumán tenga otro epicentro en su intersección con Sarmiento.

También todos los puntos se unían y se movían sin un centro claro de los festejos. Y cuando la gente parecía desconcentrarse, sólo fue un descanso para volver a tomar fuerzas y seguir festejando al ritmo de los hits de esta Copa del Mundo.

La Copa del Mundo estaba en el desierto, hacia allí fue a buscarla el mejor del Mundo. Lionel Messi la merecía. Y como tantas otras ciudades, en distintos rincones del país, General Roca se transformó en una réplica del obelisco. Fue impresionante como el pueblo salió a la calle para festejar este logro maravilloso.