“Leleque”, el héroe del rescate de las turistas en El Bolsón

Un perro de una familia de la zona las encontró. Las dos mujeres estuvieron perdidas casi tres días en el Cerro Lindo.

Actualidad05/05/2025
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Este domingo, tras un intenso trabajo en conjunto, se logró encontrar con vida a las dos turistas perdidas en las cercanías del refugio Cerro Lindo, en el Área Natural Protegida Río Azul – Lago Escondido. Fueron halladas en la zona del Cañadón del Sur, en buen estado de salud, aunque con principio de hipotermia.

A las dos mujeres las estaban buscando desde el viernes donde Bomberos Voluntarios, Brigadistas, Gendarmería, Policía de Montaña y miembros del Club Andino se turnaban sin descanso. El Cerro Lindo es inmenso, profundo, cargado de filos, mallines y cañadones que se pierden entre la niebla.

Peinarlo entero requeriría cientos de personas y aun así, lo intentaron, con temperaturas bajo cero y teniendo en cuenta que ya iban dos noches a la intemperie, con lluvia, sin fuego, sin abrigo. 

Pero este domingo por la mañana, la familia González (Hernán, Aldo, Santiago y  Leleque su perro) salieron temprano desde su hogar a los pies del Cerro Lindo, a caballo.

Fue Aldo quien, junto a Leleque, dio con las chicas. El perro alzó el hocico y comenzó a ventear con insistencia. Aldo, que lo conoce bien, supo al instante que algo había olfateado. Lo siguió, y poco después encontró a Ariana y Valeria. Vivas. Tiritando de frío, con hambre, mojadas, pero conscientes. 

Ariana y Valeria sobrevivieron porque tuvieron la fortaleza mental y emocional de aguantar dos noches y casi tres días en plena cordillera de los Andes, bajo lluvia patagónica, sin abrigo, sin señal, sin certezas. 

Y también tomaron una decisión que fue clave: en lugar de seguir avanzando sin rumbo, eligieron detenerse. Sabían que las estarían buscando.

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Aldo llamó a Hernán y a Santiago, que llegaron enseguida. Armaron un fuego, las alimentaron, las abrigaron. Luego iniciaron el descenso a caballo. Los rescatistas los esperaban abajo, atentos y listos para el traslado. 

Y Leleque, el perro de la familia, también fue parte de esa entrega. Sin hablar, sin pedir nada, hizo lo que hacen los perros criados en la montaña: se convirtió en puente entre el silencio y la vida. 

Y antes del helicóptero: en la casa de los González, las esperaban la hermana, las hijas, las sobrinas, con la cocina encendida, mate caliente, café, té y tortas fritas recién hechas.

 

Fuente: El Bolsón Trekking - Hernán González

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